QUISTE SEBÁCEO/QUISTE EPIDÉRMICO

El también mal llamado «quiste sebáceo» (no es un quiste de grasa, sino de queratina), es un quiste subcutáneo firme, lleno de queratina, originado en la epidermis, la mayoría de veces desde un folículo piloso.

Estos quistes se forman espontáneamente, en general después de la pubertad. Son más comunes en el tronco, el pliegue retroauricular, región posterior del cuello y cuero cabelludo.

La rotura del quiste da lugar a una reacción inflamatoria aguda de cuerpo extraño por la liberación de la queratina a la dermis, simulando una infección del quiste.

Las lesiones consisten en nódulos quísticos firmes, habitualmente subcutáneos, con forma de cúpula, de color amarillento pálido y tamaño entre 0,5 y 5,0 cm. Son algo móviles, pero se encuentran adheridos a la piel suprayacente a través de un punto pequeño que muchas veces tiene el aspecto de un punto negro; este punto representa el folículo a partir del cual se desarrolló el quiste.

Los quistes epidérmicos inflamados aparecen calientes, rojos y tumefactos, y dolorosos a la palpación. Los forúnculos tienen un aspecto similar. Es frecuente que el material purulento estéril y los restos de queratina alcancen la superficie y frenen a través de ella.

El diagnóstico se realiza clínicamente. Si existen dudas, puede realizarse la punción del quiste tras la cual se evidenciará la salida de material queratínico confirmando el diagnóstico.

Los quistes epidérmicos crecen con lentitud hasta un tamaño máximo, y después tienden a persistir por tiempo indefinido. Es por ello que tratarlos o simplemente observarlos depende de la clínica que ocasionen y las alteraciones estéticas para el paciente.

En caso de decidir tratarlos, la cirugía es el tratamiento de elección, mediante una escisión quirúrgica completa del quiste.

Los quistes epidérmicos inflamados pueden tratarse eficazmente con antibioticos y antiinflamatorios y  corticoides intralesionales. Una vez que haya cedido la inflamación, se planificará la cirugía si se desea.