PSORIASIS

Es una enfermedad inflamatoria crónica, frecuente, que se manifiesta con lesiones rojizas escamosas preferentemente en codos, rodillas y cuero cabelludo y que tiene la posibilidad de afectar a uñas y articulaciones.
La prevalencia estimada es del 1-3% de la población. La etiología es multifactorial y no se conoce por completo.
Los hombres y las mujeres se afectan por igual; la enfermedad es más frecuente entre los hermanos y los descendientes de las personas afectadas. Comienza a cualquier edad, aunque el inicio precoz implica un curso clínico más grave y menos estable.
Muchos pacientes asocian afectación de las uñas, y una pequeña parte de los pacientes con psoriasis cutánea presentan afectación de las articulaciones, entidad conocida como artropatía psoriásica.
La enfermedad no es contagiosa.
El impacto psicosocial y la afectación de la calidad de vida puede ser importante.
La extensión y la gravedad de la enfermedad son muy variables. La presentación clínica más común es en forma de lesiones rojizas con descamación adherente blanquecina, asintomáticas o con discreto picor, localizándose preferentemente en codos, rodillas, nalgas y cuero cabelludo (forma clínica llamada psoriasis en placas). La afectación de los pliegues o de las mucosas es menos frecuente.
Existen formas de buen pronóstico como la psoriasis en gotas, que típicamente aparece en forma de lesiones más pequeñas, en tronco, múltiples, afectando a adolescentes o niños, tras haber pasado una faringitis. Esta forma de psoriasis tiende a la remisión y no a la cronicidad.
También existen formas más severas, como la eritrodermia psoriásica (enrojecimiento de toda la superficie corporal) y la pustulosis generalizada (aparición de granos blancos -pústulas- por toda la piel). Otra presentación clínica de la psoriasis puede ser la pustulosis palmo-plantar (aparición de estos granos blancos sólo en palmas y plantas).
El diagnóstico se realiza clínicamente, pudiendo realizarse biopsia cutánea que confirmaría el diagnóstico en caso de duda.
Existen múltiples terapias en el tratamiento de la psoriasis.
Las formas leves suelen manejarse con tratamientos tópicos, como los corticoides tópicos, los derivados de la vitamina D tópicos (calcipotriol) o los retinoides tópicos (tazaroteno). En palmas y plantas y en cuero cabelludo pueden ser necesarios los corticoides tópicos potentes, como el clobetasol. Es aconsejable la hidratación de la piel con emolientes y si las lesiones presentan descamación gruesa se puede aplicar alguna sustancia para ayudar a eliminarla (queratolíticos como el ácido salicílico o la urea)
En formas un poco más extensas puede combinarse la fototerapia (tratamiento con radiación ultravioleta de manera controlada), aunque en Canarias con el sol que tenemos a veces es suficiente.
La fototerapia, o la toma de sol de forma moderada, puede combinarse con tratamientos tanto tópicos como sistémicos.
En formas severas, extensas o que no han respondido a los anteriores tratamientos, estarían indicadas las terapias sistémicas. Disponemos de varias alternativas:

a) Acitretino: es un retinoide oral eficaz en el mantenimiento de la psoriasis, habitualmente bien tolerado. Produce sequedad de piel, se debe controlar la función hepática con analíticas, y lo más importante, es nocivo para el feto en caso de gestación, por lo que nunca se debe administrar a pacientes embarazadas y en caso de administrarse a mujeres en edad fértil debe acompañarse de anticoncepción, que se mantendrá al menos 2 años tras haber terminado el tratamiento.

b) Metotrexato: eficaz para tratar tanto la psoriasis cutánea como la artropatía psoriásica. Como efectos adversos, puede producir molestias digestivas y afectar al hígado. También es nocivo para el feto, por lo que nunca se administrará en embarazadas.

c) Ciclosporina: fármaco muy eficaz para controlar rápidamente un brote. Requiere controles analíticos. Exige controles de tensión arterial y de la función renal de manera periódica.

d) Tratamientos biológicos: (infliximab, etanercept, adalimumab, ustekinumab) que actúan disminuyendo la inflamación a nivel de las lesiones. Son fármacos que suelen utilizarse de segunda o tercera línea. Como efectos adversos, pueden aumentar la incidencia de infecciones, por lo que antes del tratamiento deben realizase numerosos estudios complementarios. Son tratamientos con farmacos super-caros, no solo por el farmaco en si, sino por la multitud de controles y pruebas paralelas que hay que realizar a los pacientes por los potencialmente más efectos secundarios que pueden tener.

Ningún tratamiento cura definitivamente la enfermedad.
Los tratamientos solo permiten tenerla controlada en límites admisibles para el paciente con el menor gasto posible y los menos efectos secundarios.
La elección de uno u otro tratamiento, estará orientado hacia aquel tratamiento que para cada paciente lo haga estar lo mejor posible, con el menor gasto y los menos efectos secundarios de la medicación.