Los léntigos solares o seniles son lesiones benignas muy frecuentes en la raza blanca, que aparecen como máculas pardas en la piel expuesta al sol, ya que son un signo de daño producido por el sol. Aumentan de número y tamaño con la edad avanzada. Aproximadamente el 75% de las personas blancas de más de 60 años tienen una o más lesiones.
Los léntigos solares tienden a ser máculas más grandes que las pecas, de 2-20mm y forma entre oval y geométrica; el color es uniforme. Suelen localizarse en áreas expuestas al sol como la cara, manos, espalda. Suelen presentarse en forma de múltiples lesiones sobre una piel con otros signos de daño solar. A diferencia de las pecas, los lentigos solares suelen ser persistentes, sin tendencia a desaparecer en invierno.
El diagnóstico suele realizarse mediante los hallazgos clínicos, que pueden apoyarse en el examen mediante el microscopio de epiluminiscencia o dermatoscopio. En casos dudosos puede estar indicada la realización de una biopsia cutánea.
El tratamiento para los lentigos solares incluye determinados productos tópicos despigmentantes, así como la crioterapia