El efluvio telogénico es una pérdida capilar difusa, también llamada «alopecia por estrés». Típicamente se produce de 2-5 meses después de alguna situación de estrés físico o emocional, como un parto, enfermedad médica grave, intervención quirúrgica, fiebre alta, estrés emocional fuerte, déficit de algún oligoelemento, e incluso por la toma de algunos fármacos.
Lo que ocurre es que de forma brusca, y muchos cabellos a la vez, pasan de una fase de crecimiento (fase anágena) a una fase de caída (fase catágena), y después a una fase de telógeno (fase de reposo).
El paciente suele encontrarse mechones de pelo en la ducha o en el cepillo del pelo.
Este ciclo del pelo es normal, porque el cabello es algo vivo que se está renovando cada día. Lo que no es normal es que lo hagan tantos cabellos al mismo tiempo, que es lo que ocurre en el efluvio telógeno.
La cantidad de pelo que se pierde cada día es muchas veces espectacular, muy apreciable y preocupante para el paciente.
Cuando exploramos al paciente, encontramos una prueba de tracción positiva: desprendimiento de varios cabellos al traccionar suavemente de un mechón y por la dermatoscopia típica.
El diagnóstico suele realizarse por los hallazgos clínicos junto con la anamnesis.
Puede estar indicado realizar un estudio para descartar anemia o determinadas alteraciones analíticas que lo favorecen.
Hay un Efluvio agudo y un Efluvio crónico en pacientes que tienen tendencia a tener brotes repetidos de Efluvio.
El tratamiento consiste en tranquilizar al paciente y en aportar aquellos elementos, tanto tópicos como orales, que hagan que los cabellos que están en fase de reposo entren cuanto antes en fase anágena o de crecimiento, para que la densidad de pelo global no se resienta.