El eccema dishidrótico consiste en una dermatitis eccematosa caracterizada por la aparición de lesiones cutáneas rojizas o del color de la piel normal en los laterales de los dedos de manos y pies, así como en las palmas y plantas. Suele producir un intenso picor, y evoluciona en brotes.
Puede aparecer de manera aislada o en el contexto de un paciente con dermatitis atópica. También es frecuente la hiperhidrosis (sudoración aumentada) en muchos de estos pacientes.
Aparecen vesículas tipo «granitos» que miden entre 1 y 5 mm de diámetro, son monomorfas, de asiento profundo, llenas de líquido claro. Aparecen de forma simétrica en las palmas de las manos, las superficies laterales de los dedos y las plantas de los pies. Después de las vesículas aparecen anillos de descamación. Cuando estos aparecen disminuye un poco el picor.
El picor es un síntoma constante y que puede permitir diferenciar esta entidad de otros cuadros como la psoriasis de las palmas de las manos.
El diagnóstico suele realizarse clínicamente, aunque en ocasiones puede estar indicada la biopsia cutánea o las pruebas epicutáneas para descartar una dermatitis de contacto.
El tratamiento será el general para cualquier forma de eccema. En las lesiones agudas y exudativas suele ser necesaria la aplicación de curas húmedas seguidas por alguna crema de corticoides, junto con antihistamínicos para el picor. Los brotes suelen resolverse en el curso de 1-2 semanas con el tratamiento adecuado.
Los pacientes fumadores parece que mejoran al suprimir el tabaco.
El estrés parece puede desencadenar brotes.
Hay que descartar una tiña en otra localización (sobre todo entre dedos de los pies) que provoque una reacción «ide» a distancia que pudiera motivar el uso de antimicóticos.
En caso de lesiones muy intensas se pueden administrar ciclos cortos de corticoides orales.