DIMENSIONES del ENVEJECIMIENTO FACIAL

Hoy en día los cánones de belleza están cambiando. Se está pasando de un concepto de belleza artificial, donde todos los rasgos faciales son resaltados, a un modelo de belleza natural en el que se prefiere mantener los rasgos naturales de cada persona restableciendo lo perdido por el paso del tiempo. El envejecimiento facial es un proceso natural que se ve influenciado por factores intrínsecos (genética, etnia, cambios hormonales como la menopausia, enfermedades…) y extrínsecos (exposición solar, tabaco, mala alimentación, falta de sueño, tratamientos…), es por ello que no todas la personas envejecen igual y las necesidades deberán ser individualizadas
Para poder comprender que tipo de tratamiento necesitamos entender que “tipo de envejecimiento” presentamos. El envejecimiento facial lo podemos dividir en tres dimensiones:
Envejecimiento cutáneo. Es un proceso natural por el que la piel envejece como cualquier otro tipo de órgano pero que se ve acelerado por factores externos (radiación solar, tabaco, malos hábitos de vida…) Se produce una pérdida de elasticidad e hidratación de la piel junto con la aparición de anomalías superficiales (pequeños vasos sanguíneos, manchas oscuras….) que se van a traducir en una piel apagada y opaca, con arrugas finas y coloración irregular.
Arrugas de expresión o dinámicas. Como su propio nombre indica son las arrugas que se forman con la mímica facial (cuando fruncimos el ceño o levantamos la frente) Estas arrugas pueden aparecer desde muy temprano según la gesticulación de cada persona.
Flacidez. Con el paso de los años, tanto por acción de la gravedad como por distensión de los tejidos de sostén, se produce el descolgamiento facial. Es por ello que las mejillas pierden volumen, los surcos alrededor de la nariz se vuelven más marcados y se marcan dos líneas descendentes a los lados de cada comisura labial conocidas como líneas de marioneta.
Una buena terapia antienvejecimiento esta basada en unos pilares básicos de mantenimiento sobre los que se puede añadir una serie de procedimientos externos mínimamente invasivos para intentar restablecer lo perdido o modificar una determinada característica facial.
Mantenimiento. Antes de tratar debemos mantener lo que tenemos. Esto se consigue controlando los malos hábitos de vida que aceleran el proceso natural de envejecimiento: excesiva exposición solar, tabaco, dieta desequilibrada, falta de sueño… Podemos ayudar en un segundo nivel mediante el uso de fotoprotectores, cremas hidratantes de día y cremas regeneradores de noche
En un tercer nivel podemos ayudar a Recuperar lo Perdido. Mediante el análisis individual de cada paciente se debe valorar que dimensión de envejecimiento facial se encuentra alterada para intentar restablecer características individuales que se han modificado con el tiempo.
Envejecimiento cutáneo: La falta de homogeneidad, hidratación, turgencia, arrugas finas… puede mejorarse mediante todos aquellos procedimientos que aceleren el recambio celular de la piel. Esto se consigue aplicando una “agresión externa” que haga que nuestra piel tenga que regenerarse. Estas agresiones externas pueden realizarse mediante sustancias químicas (peelings), haces de luz (láser o IPL) o medios físicos (mesoterapia, microagujas o dermoabrasión)
Arrugas de expresión o dinámicas. Son las producidas por la mímica facial, es decir, las producidas por un grupo de músculos que al moverse producen arrugas de superficie. Ejemplo de estas arrugas son las arrugas de la frente, las arrugas del entrecejo y las arrugas de las patas de gallo. Este tipo de arrugas se tratan mediante toxina botulínica que funciona como un paralizador muscular transitorio que al evita el movimiento del músculo sobre el que se aplica, evitando así la formación de la arruga.
Flacidez. La tendencia de los volúmenes faciales a disminuir y caer con el paso del tiempo es una de las formas de envejecimiento facial que más preocupan y que mas complicado es de tratar. Este descolgamiento facial puede abordarse de dos maneras. Por una parte mejorando la calidad de la piel para que se encuentre más tensa y pueda “sostener”, y por otra reponiendo los volúmenes en aquellas zonas donde se hayan perdido (mejillas, surcos nasogenianos, líneas de marioneta…) Para la reposición de estos volúmenes se suele utilizar acido hialurónico o hidroxiapatita cálcica, materiales de relleno no permanentes biocompatibles con la piel.

Modificar una característica facial. En ocasiones nos gustaría resaltar una característica facial que nunca hemos tenido, como por ejemplo unos labios con mayor volumen o unas pómulos más marcados. Según las características fisonómicas de cada paciente puede realizares este tipo de tratamientos sin que se altere la armonía facial.

Para llevar a cabo un procedimiento en estética es necesario una evaluación individualizada ya que no todas la personas envejecemos igual ni todas tenemos el mismo concepto de belleza. En esta evaluación debe haber un diálogo entre el profesional, que debe aconsejar de manera objetiva que intervenciones podrían mejorar la estética facial, y el individuo, que debe exponer cuales son “sus complejos” y que expectativas tiene de la terapia.